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2-Istoria ramane pasiunea mea nr-1.
El Corvus
En el año 264 a.C. dos grandes potencias se observan desde un lado y otro del mediterráneo occidental. Articulada por campesinos-soldados una y por comerciantes la otra, no hay muchas razones para que choquen. Roma no se dedica al comercio y Cartago no pretende una expansión imperial. Pero en medio de los dos está Sicilia.
La isla de Sicilia, constelada de ciudades griegas independientes, esta bajo el control comercial y político de Cartago. Para Roma, que ya controla casi toda la bota, no es, en principio un objetivo. El imperialismo romano como se conocerá en siglos posteriores aún no ha nacido.
Hasta que se suscita la cuestión mamertina. En lo que concuerdan todas las fuentes es que los mamertinos no parecían ser precisamente angelitos. Expulsados de Italia continental se instalan en Messina, desde donde parece que se dedicaron a saquear el territorio circundante. El caso es que las ciudades sicilianas pidieron ayuda a Siracusa y a Cartago. Los mamertinos pidieron ayuda a Roma. En principio Roma no estaba interesada en Sicilia, pero parece que surgió un "lobby" poderoso, y al final las legiones marcharon al sur.
Ha estallado la primera guerra púnica.
La guerra se desarrolló muy favorablemente a los romanos por tierra, ya que su infantería era incomparable en el campo de batalla. Igualmente la guerra se desarrolló muy favorablemente a Cartago en el mar, ya que su marina era la mejor del mediterráneo occidental y tal vez del oriental.
Controlada casi toda la isla los romanos necesitaban ahora una forma de llevar la guerra hasta el enemigo, que desde el mar asola constantemente las costas italianas y sicilianas y amenaza las vías de comunicación de las legiones en Sicilia. Roma nunca ha sido hasta entonces una potencia marítima pero la necesidad hace ley, y siguiendo el modelo de una quinquerreme púnica capturada los romanos inician la construcción de su propia flota.
Una vez construída y dotada esta se inician las primeras operaciones navales. Con muy mal resultado. En las islas Lípari la flota romana es sangrada por los cartagineses, mucho más dotados para la guerra naval. Hay que cambiar el enfoque, y los romanos crean el "corvus".
El "corvus" es un accesorio que consiste en un mástil clavado en vertical en la parte de proa de la quinquerreme. Cerca de su base se le une una pasarela de madera, de al menos un buen metro de ancho y cinco o seis de largo (el tamaño fue bastante variable). Esta pasarela va atada a lo alto del mástil, de tal modo que soltandola de lo alto cae la pasarela, llegando a la horizontal pero sin separarse de la base del mástil. Queda un último detalle. Bajo la pasarela en el extremo más alto cuando está en posición vertical se ha enganchado una gran pieza metálica, como el pico de un cuervo (de ahí su nombre), que al soltarse la pasarela se clava en el barco que está al lado, uniendo el barco propio con el contrario fijamente por medio de la pasarela ¡Eureka!
Para entender la utilidad del "corvus" hay que conocer cómo era el combate naval en aquella época. Lo primordial era hundir los barcos contrarios, y esto se hacía por medio del espolón que se colocaba a proa. A fuerza de remo las naves trataban de clavarse el espolón o destrozar con él los remos del contrario para inmobilizarlo. A lo sumo había diez o doce guerreros (infantes de marina) y un par de arqueros a bordo de cada nave de guerra (sin contar remeros y mandos por supuesto).
Ahora imaginemos que un capitán púnico con suerte conseguía clavar su espolón en una nave romana. Una vez hecho esto se daba orden de cíar, para que al sacar el espolón del casco enemigo el agua entrara por la brecha y el barco se hundiera. Imaginemos ahora que los romanos sueltan el "corvus", que se clava en el barco púnico, uniendo ambas naves con la pasarela, sólidamente fijada en un extremo por el pico y por otro por la base unida al mástil. Y que por esa pasarela empiezan a cruzar los soldados romanos, cubiertos tras sus grandes "scutum". Imaginemos la cara del "suertudo" capitán púnico cuando comprueba apesadumbrado que en las quinquerremes romanas no van diez o doce soldados, sino medio centenar, y que por medio de ellos su barco pasa rápidamente a pertener al "Senatus Populus Que Romanus" (el Senado y el Pueblo de Roma).
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