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2-Istoria ramane pasiunea mea nr-1!
𝙍𝙀𝙇𝘼𝙏𝙊𝙎 𝘿𝙀 𝙂𝙐𝙀𝙍𝙍𝘼
En el verano del año 178 Marco Aurelio marchó hacia el norte para supervisar y dirigir personalmente los combates en el frente. Era el momento, decidió, de zanjar la cuestión germana. Al emperador, por entonces enfermo y verdaderamente agotado, le acompañaba su hijo; Cómodo, un joven (insolente, aseguran las fuentes) de tan solo 16 años al que por entonces Marco Aurelio ya había nombrado coemperador, que acabaría siendo la figura central de multitud de libros y grandes producciones de cine (no a causa de sus virtudes como gobernante, por cierto) y del que por supuesto les hablaré en esta página cuando llegue el momento.
Marco Aurelio, en fin, pasaría en el norte los últimos tres años de su vida, entre soldados; en pesadas marchas y contramarchas contra los bárbaros marcomanos, soportando las exigencias físicas que su cuerpo enfermo ya no toleraba. Y soportando también la propia peste, pues para su desgracia estaba contagiado. Sin duda era muy consciente de su inminente final entre los mortales. Pero lo único que el César no podía soportar era la hipocresía y la crueldad de un mundo sobre el que, aunque enfermo, aún seguía reinando.
Desde su tienda militar en Panonia escribió lo siguiente: "¿Sigues prefiriendo vivir en el mal y la experiencia no te incita a morir de tal peste?. Pues la destrucción de la inteligencia es una peste mucho peor que la infección y contaminación del aire que ahora nos envuelve. Porque la peste actual es propia de los seres vivos, en cuanto animales; pero aquella otra es propia de los hombres, en cuanto hombres".
Aunque con un ejército igualmente enfermo y muy mermado, Roma una vez más venció a su enemigo, como había hecho de forma casi invariable desde las Guerras Púnicas, salvo por una diferencia. Ahora Roma carecía del vigor para conquistar y absorber territorios bárbaros, como había sucedido con la Galia o Britania. Pese a todo, conseguir rechazar al enemigo en unas circunstancias tan graves era para los generales romanos una epopeya homérica.
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