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2-Istoria ramane pasiunea mea nr-1.
11 de agosto de 117. Muere (oficialmente) Trajano; Adriano es proclamado emperador en mitad de una grave crisis.
1º. Los últimos días de Trajano fueron amargos: mientras bañaba sus pies en el golfo Pérsico, lamentado ser demasiado viejo para seguir las conquistas de Alejandro, no se daba cuenta que el principal obstáculo era que, a diferencia de con Alejandro, los conquistados no reconocía su dominio. A sus espaldas, según Dion Casio, “todos los territorios conquistados cayeron en el desorden y se rebelaron; las guarniciones situadas entre los diversos pueblos fueron expulsadas o masacradas”. Y la población judía del Imperio había estallado una rebelión que forzó a desviar tropas y generales; a ello se unió una revuelta de los roxolanos y otras tribus en Dacia. Uno de los generales enviados a sofocar las revueltas de los partos fue masacrado; otros recuperaron la gran ciudad de Selucia, pero terminó incendiada; sólo el anciano mauritano Lusio Quito obtuvo “muchas victorias, recuperó Nísibis y asedió y capturó Edesa”. Con sus sueños derrumbándose, Trajano fue consciente de sus fracasos, y renunciando a sus conquistas de Partia, las evacuó, otorgando el trono a un príncipe parto que debería vasallaje a Roma. También renunció a parte de Armenia, y para evitar que la revuelta se extendiese a Judea, mandó allí a Lusio Quito, que actuó con dureza y crueldad. Pero los problemas se multiplicaron: los partos expulsaron al rey títere, y en Dacia estalló otra revuelta. Envió allí al gobernador de Siria, Cuadrato Baso, veterano de la guerra de Dacia.
2º. Como su sustituto en la estratégica Siria designó a Adriano, que ya había quedado hacía tiempo señalado como el potencial heredero: era el pariente varón más próximo de Trajano (hijo de su primo), estaba casado con su sobrina-nieta, y pese a alguna pasajera diferencia, había amistad y aprecio entre ambos. Que Trajano le diese el mando de Siria y lo designase cónsul para el 118 ahondan en esa pretensión. Al parecer contaba con la simpatía y favor de Plotina y de su suegra Matidia, sobrina de Trajano. Durante el asedio de Hatra, en unas condiciones climatológicas muy duras, el anciano Trajano enfermó. A principios del 117, le llegaron noticias de una conjura de sus antiguos amigos y generales Celso y Palma, para asegurarse la sucesión: caídos en desgracia, fueron apartados. En verano del 117 trató de lanzar otra campaña en Mesopotamia, pero su enfermedad se agravó. Además, el veterano Cuadrato Baso murió en Dacia (no se sabe si por enfermedad o por los rebeldes). En julio, Trajano decidió partir en compañía de Plotina y Matidia, en dirección a Roma, dejando a Adriano al mando de Siria y la guerra parta.
3º. Pero en el camino, Trajano sufrió un ataque y quedó medio paralizado, y su cuerpo se hinchó por la hidropesía. Se detuvieron en Selinunte, Cilicia. Allí, al parecer, es donde se tomó la decisión de la adopción de Adriano. Dion Casio, cuyo padre fue gobernador de Cilica, recoge rumores de que la muerte de Trajano se ocultó unos días para poder anunciar primero la adopción, y reseña que las cartas enviadas al Senado en nombre de Trajano iban firmadas por Plotina. No obstante, Matidia, que tenía el título de Augusta, también estaba presente. En cualquier caso, parece que la adopción ya le había sido prometida a Adriano a principios de año, y fue la súbita enfermedad de Trajano lo que obligó a proceder de ese modo: el 9 de agosto, Adriano recibió en Antioquía la carta de su adopción y designación como “Caesar”, y el día 11 de agosto, la muerte de Trajano.
4º. Adriano comunicó la noticia de inmediato a las tropas, que lo aclamaron como emperador. La situación que heredaba era muy compleja: una rebelión en Dacia, con el gobernador muerto; rebeliones a medio sofocar en Egipto y Judea, y una gran guerra en el Este contra un enemigo formidable que duraba ya 4 años. Las bajas había sido numerosas, los recursos gastados enormes, y el en principio gran botín no estaba cubriendo los gastos al alargarse la guerra: en el 118, Adriano tuvo que perdonar impuestos atrasados por valor de 900 millones de sestercios, cuando los ingresos anuales del Imperio rondaban los 1.200 millones. Además, las conjuras de otros candidatos, unido a la lejanía del emperador, podía desatar usurpaciones.
5º. A los pocos días de ser proclamado, Adriano ordenó evacuar las provincias de Mesopotamia, Asiria y Armenia, retornado a las frontera del río Eúfrates. No mucho después, aceptó la destitución del rey parto vasallo colocado por Trajano, y le entregó el reino de Osroene, para que fuese un Estado-tapón en Partia, donde continuó la guerra civil entre los reyes rivales Vologeses y Cosroes. Al mismo tiempo, ordenó la destitución del anciano Lusio Quieto, de quien se sospecha que “tenía designios respecto al trono”; su destitución en cambio agradó a los judíos, que saludaron a Adriano como libertador. Luego se reunió con Matidia y Plotina, y enviándolas a Roma con las cenizas de Trajano, pidió al Senado que lo declarase “dios”. Mientras, Adriano se dirigió a Dacia, donde aseguró la frontera, abandonando los territorios más difíciles de defender en las grandes llanuras, devueltos a los sármatas y roxolanos, con cuyo rey se firmó una paz, quedando como vasallo de Roma; y para impedir que una invasión bárbara cruzase el Danubio, se desmanteló parte del gran puente de Trajano.
6º. Esas evacuaciones, lógicas en un contexto de tanto problemas, debieron provocar malestar entre los viejos generales de Trajano, que conspiraron contra Adriano: descubierta la conjura, y a principios del 118, Lusio Quieto y Avidio Nigrino fueron ejecutados, igual que los caídos en desgracia Palma y Celso, así como el sobrino de Lusio Quieto, y un antiguo conspirador contra Nerva y Trajano, Cayo Licinio Craso, el último de tan antiguo linaje. Mientras, otros generales sometieron rebeliones en Britania y Mauritania. Sólo el 9 de julio del 118, tras casi un año, Adriano entró en Roma, tras haber visitado todas las provincias que encontró en su camino. Pero para entonces, todo el Imperio volvía a estar en paz tras una gran crisis. Adriano inauguró su gobierno decretando la cancelación de los 900 millones de impuestos atrasados, y aumentó el número de “alimenta” destinado a proveer a los niños pobres hasta los 18 años. Ello le devolvió la popularidad de la plebe y el Senado perdidas con las ejecuciones y el abandono de las provincias. Y esa fue la política de Adriano: en lugar de gastar los recursos del Imperio en guerras, procuró usarlos para mejorar la vida de sus habitantes, y para conocer sus necesidades reales, realizó extensas girar por las provincias durante todo su gobierno.
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Atentamente, el autor ©Jose Miguel Delgado Valerio.
Fuentes clásicas: “Historia romana” de Dion Casio, “Historia Augusta”.
Fuentes modernas: “Adriano” de Anthony Birley.
En las imágenes. (Wikipedia Commons) 1º Trajano (Autora: Bibi Saint-Pol), 2º Adriano (Autora: Marie-Lan Nguyen)
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